Gracias,

Me siento muy agradecida. Agradecida de poder haber estado allí, del recibimiento, de la hospitalidad de la gente, de aquellas sonrisas y risas regaladas y compartidas.

Recuerdo aquel cielo estrellado, aquella luna resplandeciente dándonos la bienvenida, estaba allí, el mismo cielo visto desde otro lugar, y no muy lejos de mi casa.

Es curioso, el estar allí, compartiendo, me hacía sentir útil, aunque no lo fuese en realidad. Pero la esperanza que se respira allí, la fuerza, la hospitalidad, la humildad, la alegría, las ganas de seguir adelante a pesar de todo… Eso me hacía olvidar que tenía otra casa, porque el apoyo que te ofrecen a pesar de ser un completo desconocido tiene un valor inimaginable.

El primer día, nos preparamos y desayunamos. Veía a tres criaturas correr por la casa sonrientes, después de eso y manteniendo los pies en la tierra fuímos niñas, pero niñas de verdad.

El tiempo… eso estaba después. Allí se vive, se aprende y se crece.

Estoy contenta de poder haber tenido la oportunidad de conocer la situación del pueblo saharaui en primera persona, de haber compartido tanto con personas como las que encontré allí.

Me hubiese gustado quedarme un tiempo más y haberles podido devolver parte de lo mucho que me han dado desinteresadamente.

Yo sé que no me he ido del todo, porque parte de mí se ha quedado en el desierto de Algeria, junto a pueblo saharaui.

Ús de galetes

Aquest lloc web fa servir galetes per que tingueu la millor experiència d'usuari. Si continua navegant està donant el seu consentiment per a l'acceptació de les esmentades cookies i l'acceptació de la nostra política de galetes ACEPTAR

Aviso de cookies
CA